La temporada oficial de caza de fotografías de lapachos quedó oficialmente inaugurada en Santiago esta mañana, desde la calle Urquiza, frente al templo de La Merced, tal como puede observarse en esta toma.
Tan puntuales como el té de ruda con caña de agosto, los lapachos florecen en esta época, augurando que otro tiempo mejor está llegando a la provincia.
Y todos los años, fotógrafos de todas las edades y de cualquier clase de máquinas se ponen en movimiento para cazar las mejores tomas, los ángulos más sorprendentes las vistas más bonitas, las historias mejor contadas.
Como es de público conocimiento, en Santiago florecen tres clases de lapachos, a saber: rosados, blancos y amarillos. La gente los conoce y los aprecia en toda su sencilla belleza.
Pero solo algunos tienen el tino de inmortalizar el momento, sólo para recordarlos después, para atiborrarse de nostalgia cuando pasen a ser uno de los recuerdos más gratos del tibio invierno que pasó.